Drive

 

El campo de la estética es un lugar de conflicto

Hoy en día los modelos de la interfase tecnológica contribuyen en gran medida a la conformación de la conducta humana, situación que tiene repercusiones sociales de gran relevancia. El trabajo de Jordan Crandall intenta determinar las fronteras entre las estructuras rígidas del ámbito informático y los aspectos biológicos inherentes al cuerpo humano. Para este artista los conceptos de lo real y lo virtual son arbitrarios y considera que la única constante presente en ambos es el movimiento del cuerpo en el espacio, ya sea que este sea generado por una base de datos o que se presente en la realidad palpable. Al analizar la relación existente entre dichos conceptos ocasiona que salten a la vista los esfuerzos de ambos por adaptarse. Su confianza en que la mente humana siempre encuentra la manera de crear procedimientos internos para poder lidiar con estructuras preestablecidas y con nuevas tecnologías lo motiva a trabajar con la articulación del comportamiento rítmico, con el sitio de generación de frecuencias, con la sincronización del beat y con la convivencia del ser humano con nuevos patrones y rutinas codificadas. Los momentos de retroalimentación entre el hombre y la maquina tienen lugar por conductos de energía nerviosa que pueden ajustarse gracias a la mediación tecnológica, hoy facilitada por dispositivos ergonómicos. Tales adecuaciones entre ritmos corporales y contextos median movimientos, ambientes y comportamientos.

Drive enfatiza el paradigma presente en la serie de convenciones que el cine ha establecido, de acuerdo con las cuales el movimiento es representado. Estas convenciones tienen que ver con la manera en que el movimiento es procesado a través de bases de datos. Códigos y procesos estructurados para el espectador móvil envuelven al visitante dentro de acciones y roles que combinan imágenes tradicionales del cine con tecnologías militares de rastreo e identificación, sobreponiendo ambos formatos y fusionándolos.

Dentro de los medios de comunicación las formas estéticas se unen a tecnologías visuales, ocasionando que el mundo exterior sea conocido a través de la mediación de imágenes que se pretenden objetivas y no a través de una experiencia sensorial directa. Este fenómeno también ocurre dentro de las oscilaciones entre el espacio inhabitado y la potencial personificación en internet, poniendo de manifiesto que la interacción entre lo físico y lo informático necesariamente es tensa. Este concepto es en cierto modo parecido a aquél del ámbito artístico que propone que el contexto estético es un lugar de conflicto.

Este artista sabe que analizar y producir arte obedeciendo sólo los términos de la estética tradicional anula el potencial de injerencia. En su videoinstalación Drive da una nueva lectura a lo que anteriormente funcionaba sólo como tecnología de vigilancia y hace evidente el impulso sexual, presente en este tipo de visión estratégica, que transforma los blancos de tecnologías militares en objetos (o sujetos) de deseo. El cazador y la víctima se ven envueltos en una situación seudo virtual y seudo real que manifiesta dualidades entre humanos y maquinas.

Crandall busca dislocar las concepciones publicas y los programas establecidos a los que estamos acostumbrados, poniendo atención a la vasta red de fuerzas y prácticas que operan bajo la superficie. Las imágenes que aquí se presentan se constituyen como disparadores que alteran profundamente a la percepción y que marcan un giro en la manera en como aprendemos las cosas.

Gonzalo Ortega