*** Teórico y artista, Jordan Crandal relaciona su trabajo, con las nuevas posibilidades que la informática ofrece al arte.
*** Con estructuras de códigos informáticos, el artista intenta cambiar desde dentro los procesos de la creación y revelar las fronteras de la interacción del cuerpo humano con sistemas electrónicos y de programación.

El campo en el que Jordan Crandall (Detroit, 1958, E.E.U.U.) centra su atención, abarca áreas ajenas a las prácticas artísticas tradicionales. Teórico y artista de medios, relaciona su trabajo con las nuevas posibilidades que la informática le ofrece al arte, así como con las dimensiones políticas, sociales y culturales de las nuevas tecnologías. Su intención es que el espectador se vea envuelto en los procesos que él mismo plantea. Piezas sonoras y proyectos orientados hacia el performance, dan prueba de ello.

Los avances tecnológicos influyen nuestros ritmos y nuestras actividades cotidianas, por lo que entender a la práctica artística como algo basado en la transacción y en la interacción social es también concebirla como una forma de activismo. Los medios con los que comúnmente la gente se comunica dependen cada vez más de la velocidad con la que los sistemas de comunicación progresan; este tipo de procesos facilitan la creación colectiva basadas en el intercambio de información entre diferentes clases de prácticas discursivas.

La aparición de internet dio pie a la creación de foros en los que gran cantidad de vectores se hacen presentes, lo que significa un enorme flujo de formas y materiales en continuo desarrollo. La atracción y resistencia existente entre dichos vectores conduce a circunstancias de intercambio de información muy específicas. Es precisamente la presencia de los matices generados a partir de esta situación lo que determina el punto central de la obra de Crandall.

En un primer momento se genera en el espectador una impresión de que el trabajo de este artista trata solo del intercambio de datos, cuando en realidad intenta modificar desde adentro los procesos de la creación y revelar las fronteras de la interacción del cuerpo humano con los sistemas electrónicos y de programación. Jordan Crandall no muestra las fronteras como barreras, sino que pretende evidenciar la capacidad de adaptación sensorial del ser humano y cómo éste es capaz de reestructurar sus engranajes mentales para poder manifestarse.

A partir del 6 de septiembre y hasta el 19 de noviembre, el Museo de Arte Carrillo Gil presentará Drive, videoinstalación en seis partes realizadas entre 1998 y 2000. Este trabajo combina imágenes tradicionales del cine con sistemas militares de rastreo e identificación, y busca conectar lo viejo con lo nuevo, lo civil con lo militar y lo análogo con las redes de información. Drive se acerca a un lenguaje postcinematográfico; un lenguaje con resonancias históricas y políticas muy específicas. También serán expuestas tres series de fotografía (video stills), 15 dibujos y dos pequeños objetos escultóricos realizados por computadora.

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